Tras renunciar a su anterior disquera y habiendo abandonado los estudios durante casi un lustro, el artista sureño reanuda su actividad y presenta Distinto. Con él aspira mostrarse transformado, aunque hablando de los tópicos tangibles y etéreos que siempre le han atañido y sin caer en abstracciones demasiado profundas
No es de ahorita.
Por estas tierras Diego Torres se volvió popular con "Color esperanza", un tema que lo catapultó también a escala global, que fue traducido a infinidad de idiomas y que se convirtió en un himno para shows, campañas benéficas, ceremonias escolares y hasta cruzadas políticas: "En Venezuela se asoció contra Chávez y justo yo estaba cantando en un teatro oficial", recordaría él, en 2004, en una entrevista con el diario El Clarín.
Sin embargo, la carrera de este intérprete, admirado por Sabina, Juan Luis Guerra y hasta Juan Pablo II, no comenzó con Un mundo diferente, la placa de principios del milenio –y su quinta– que contenía la consabida tonada. "En realidad vengo de una familia de músicos: mi mamá grababa long plays cuando yo era muy chiquito, entonces crecí entre estudios, salas de ensayos y escenarios", declara, con una recatada referencia a Lolita Torres, su progenitora, célebre baladista y diva del cine argentino de mediados de siglo.
Pese a que en el "living" de su casa pululaban grandes maestros con sus instrumentos, hasta sus 17 años él quiso ser médico, como su hermano mayor. Pero un viaje a Nueva York, una pasantía en un bohemio restaurante francés y algunos "quites" frente al micrófono del local, le dieron un vuelco a su historia. "Después estudié piano, teoría y solfeo y me hice mi propio camino. Aprendí a confeccionar discos con la práctica de hacerlos", reflexiona.
Raíces no enraizadas
Si bien desde que pisó la Tierra ha estado frente a los flashes, el porteño asegura que sabe lo que es ser un anónimo. De allí que sus primeros pasos en la profesión no se gestaron por obra y gracia de su legado, sino por haber arrancado desde abajo: primero con un papel en el filme El profesor punk (1981), para pasar a la comedia de TV Nosotros y los otros (1989), armar su agrupación llamada La Marca, despegar en la pantalla chica con La banda del Golden Rocket (1991) y arribar al teatro con esa sitcom, enamorarse por completo de los acordes, desertar de la actuación y tornarse solista y, finalmente, concretar la grabación de su primer álbum homónimo en 1992.
En adelante, los triunfos se asomaron uno a uno y aquel joven de larguísima melena rubia pasó de ser conocido en esos barrios que solía transitar, al país que lo vio nacer.
Una segunda realización le permitió poner los dos pies fuera de su patria y, convocado para un homenaje a Serrat, alcanzó la fama en Hispanoamérica y más allá. A continuación, tuvo otras cinco incursiones que empezaron con líricas ajenas que luego pasaron a ser suyas, probaron las mezclas de ritmos latinos, anglos, caribeños y patentaron su "me-da-la-ganismo" armonioso que le funcionó y le ha seguido funcionando.
Imprevisto
Y que lo diga él. "Lo que pasa es que, a veces, etiquetar las cosas en un género definido es un poco absurdo", indica vía telefónica desde Florida, para pasar a contar cómo volvió a hacer de las suyas en su producción actual. "En el 2010, cuando las melodías están muy fusionadas y muy hechas, gracia a Dios me siento muy libre al instante de crear y en todos los materiales que preparo tengo la posibilidad de pintar colores variados, a través de los arreglos".
- ¿Hay alguna tonalidad predominante en esta octava entrega?
- No sé, es Distinto. Yo creo que cada track sugiere un sonido, hay algunos que son similares a otros, ¿qué se yo?, hay como una inquietud, una búsqueda mía que se nota y que era lo que quería madurar y trabajar en estos años que me tomé para hacer esta obra. Era una necesidad mía de reinventarme, ¿no?, de darme y darle algo inédito al público que me escucha.
- En vista de que ensamblaste las estrofas con cuerdas y no con teclas, relegaste los aires tropicales y te atreviste con cadencias más duras. Ahora que casi pisas los 40 años, ¿te dio por regresar al rock?
- No. La verdad no es que uno se hace un roquero y está cambiando de modo radical su estilo, es simplemente dar un salto en la dirección de lo que venía haciendo, respetarme, renovar, refrescar el audio y cederles el protagonismo a la guitarra eléctrica y a la acústica. Hay segmentos que están mucho más roqueros y hay un par de fragmentos que tienen un dejo hip-hop en sus programaciones, porque en ellos intervienen dos raperos: La Mala Rodríguez y Yotuel, de Orishas. Tendrías que oírlo pero, en general, no deja de ser una propuesta pop, dentro de lo que uno viene siendo y, en esencia, tiene mi manera de expresarme y de escribir.
- Integras una especie de clan de artistas que siempre colaboran entre sí ¿Se resguardan de ciertas tendencias "prefabricadas" que abundan en la región?
- No, yo creo que pasa porque lógicamente hacés amistad, tenés cuestiones en común y es muy importante para la música compartir con quien tenés afinidad, con quien viene con agrado y tiene buena predisposición. En ese sentido, yo no tengo estructuras, soy abierto, me encanta conocer personas, inmiscuirme con gente nueva, aportar y enriquecerme, ampliar mis horizontes.
Hasta otros confines
El panorama de Diego Torres se ensanchó durante el descanso que se obsequió, gracias a unas vacaciones en Australia, a idas y vueltas entre Miami, Buenos Aires y su adorado refugio en Mar del Plata, al establecimiento de su vida en pareja con la modelo Débora Bello, a sus incesantes juegos de fútbol, a su participación en el último CD de Mercedes Sosa, al haber donado su voz a un delfín animado junto con Gian Marco, a su asistencia a Unicef y a otros tantos proyectos que no le dieron tregua. Como es evidente, la elaboración de las piezas que constituyen su ejemplar más reciente también lo mantuvo presto y despierto, con su infaltable mate, en su hogar de la pampa. "Había rutinas, había horarios y a veces pasa que no hay nada y a las 3:00 de la mañana aparece algo y hay que grabarlo y componer a cualquier hora", confiesa.
- Es decir, que no te planteas redactar, por ejemplo, un corte sobre los anhelos hoy y mañana uno sobre la melancolía. ¿Eso llega?
- Eso llega. De repente pensás en una idea, no obstante, no es algo planificado. Tengo ganas de plasmar lo que tengo ganas, lo que siento y mi mensaje nunca va a ser: "si estás mal y triste, tírate por la ventana y suicídate", no es lo que me provoca hacer, yo no yo así, considero que la existencia tiene momentos buenos y malos, alegrías y tristezas y uno debe encargarse de transitar en el medio, ¿no?
- Se ha afirmado que tus líricas combinan la autoayuda con el romanticismo. ¿Coincides con esa descripción?
- No, yo creo que a lo mejor por el éxito que tuvo "Color esperanza" se murmuró tanto, pero las canciones no son de autoayuda ni están hechas para… las letras reflejan lo que a uno le pasa y si le provocás algo lindo a los demás, está buenísimo. Me parece que mis temas tocan diferentes asuntos: el afecto, el desamor, los conflictos, las nostalgias, el tratar de superar las adversidades… es un poco de eso, ¿no?, y no tienen nada que ver con la autoayuda.
A voluntad
Ni con esto ni con aquello. El tocayo del "Pelusa" es reiterativo con eso de obviar las categorías y las normas rígidas. Por ello, sin adentrarse en los linderos del denominado "crecimiento interior", el primer sencillo de Distinto diserta sobre los espíritus protectores y el video que lo escolta, una especie de retorno de Torres a su faceta de galán de películas, muestra cómo esos entes se hallan en el corazón de cada quien. Saliéndose aún más de cualquier convención, el single fue llamado "Guapa" en honor a la fallecida mascota del histrión.
- ¿Crees en la reencarnación y en la posibilidad de que incluso los animales la experimentan?
- Le puse el nombre de mi perrita, ¡pobrecita!, sin embargo no creo en eso y opino que ya estamos entrando en un eje bastante complicado, ¿no? Yo simplemente quería hablar de los ángeles guardianes de una forma más cotidiana, más directa: ellos se hallan en los afectos, los seres queridos, los perros, los que están y los que no están porque son las almas que nos acompañan y nos contienen. En ocasiones, con el estrés y con la locura con la cual estamos en las grandes ciudades nos olvidamos de mirar y apreciar lo más simple y, de cuando en cuando, es pertinente que alguien te ayude a contemplar eso que no puedes ver.
- No admites esa teoría, pero una vez analizaste un combate de boxeo que pasaban en la televisión como un mensaje de fortaleza de tu madre, porque te habías quedado afónico en plena gira por México…
- Sí, porque justo cuando mi mamá estaba por tenerme a mí se estaba dando una pelea por el título del mundo con Cassius Clay y, bueno, como era el quinto yo, ella ya tenía mucha destreza y aguantó hasta que se acabó para que papá la viera… En lo que creo es que uno tiene un sexto sentido, uno percibe cosas también y, sí, este oficio no es solamente con la energía de uno sino con la de los demás.